poemas sin casa.

Diego Abreu

Música para aves

Palabra devorada por la historia
realidad danza a veces letargo
Extraño efecto de darse plenamente
a ese mismo espíritu de seducción
en que renace el descubrimiento

Apenas pisa tierras la poesía nos descubre
puertas al paisaje en casi todos los ojos
sus largos mitos su inagotable amor

La palabra plena y resonante
balbucea luces y formas infinitas
imágenes en altares historia en naturaleza
imitación y juego arrebatado de sombras
no es sino nuestra desconfianza encarnada
el verdadero sentido como su exceso
y en ambos un ser
que aún no se atreve a ser él mismo
que alimenta con dogmas su ímpetu

Es difícil encontrar merito en quienes resisten
un baile indígena un universo sin respuesta
la curiosidad despierta muchos espíritus
se confunde entre signos de verdadero suspenso
acto de voluntad se transforma
en acontecimiento esperado y profetizado
mezclar e intentar asimilar por vez primera
los rasgos de una constelación entre dos mundos
fractura alcanzando la geometría de los ojos
que muestran perfectos y centelleantes
todo su amor

Los pocos poemas que nos quedan
resplandecen entre las ruinas
nadan sobre sí
en respuesta a la cruz
la alta poesía de los espíritus
nuestras letras asedia

Esta carta de amor revela vida
allí donde un ancestro halló el mundo
y en silencio lo sostiene.


Tribu

A Giulio Isea, Milagro Melean y Freddy Yance.


Es medianoche en la costa oriental y cortan la baraja 

valiéndose de índices y pulgares.

Índices y pulgares.

Se les duermen las manos 

en ritual de desleerlas | de nunca predecirse.

     Amansando el miche en llamas | hacen frente al rostro/incongruencia 

al cortar cada baraja en fuga de bufones | burlando tiempo y secretos. 

Tan andrógino develar de figuras en la mesa requisando sus temores.

A veces reparten la baraja antipoéticamente

  en apología de tarot y colores santos,

ni silencios,

ni estrategias,

si acaso atisbar la danza del iris.

Infranqueable entonación en la mirada.

La baraja es menguante como es media noche en Maracaibo | y de su rincón

Plaza ‘e toros atestigua una luna que sangra,                traga luz y traga sombra,

y es su sangre plateada cinérea,

y en ella bañan sus cartas,

pues de estas cartas nacen nombres que irán repitiendo el resto de sus vidas.

| Así despegan casi noche soñando las alas. |

| Casi vuelo alquitranado entre las brasas del hombre. |

| La ciudad es casi tierra manchada en podredumbre. |

Elevados la reventarán de árboles cuando esta noche termine,

y como termine veré a esos jóvenes Oniros desfilar fuera de casa. 

    Cadencioso transitar acera fría como resbalando.    

| Reescribir el braille de las calles. |

Lanzarse de                                 EL PUENTE

Pregonar cada fisura bajo                               EL LAGO

En picada hacia un divino espacio en el lenguaje.

(Brillante) manifiesto de emblemas

o lugares olvidados                                                      atestiguados por poetas.

Hombres y mujeres ebrios de pasión por los vestigios:

| Laureles & pájaros, 

Muertes & parteras,

Letargos & reflejos,

Zozobra en la palabra. | 

Cortando mazo dilucidan enigmas tras las cruces del camino. 


Esta tribu:

Golondrina de agua

Bardo en llamas |  &  | Gorrión dorado

Ave de mal agüero

Celadores de pastos/curadores de terrenos para quienes la infancia es sagrada.

Todo radica nuevamente en la forma tubular de la memoria,

Ortografía intuitiva que los mueve a descubrirse

no oquedal,

no hueco grabado,

boca negra en el reflejo.

Todos nombres rotundos para el mismo verso que

exhalan los Oniros dilatando las costillas

al desfilar noches enteras recitando entre las calles:

En el argot de los espejos la palabra es corta plumas.

Pronto mido cada arruga,

y me escombro en este cuenco y me nado en esta nada.

Destilando sangre hirviendo, el descenso es un diluvio

sobre brasas y escombros | tras demoler libros enteros

erigimos este tótem al encuentro de las almas 

donde cada Oniro sus alas conserva tiernamente.

      Es media noche en la baraja 

y se camina balbuceando | “El mar es ambiguo, la mar también”.

 Desembarco en fuego fatuo de escritor desconocido,

brota todo del interior de una botella en la que naufragamos. 

Conservamos la isla de los leprosos como  llave

en que escribir.

 Como Zurita escribió su Dios en el cielo.  

La isla una llave flotante      

Según la tradición de Ivette Díaz Espín,                    

 La isla

cierra un ciclo de fronteras,

ahora rumorosas trincheras de vínculos entretejiéndose sobre


Un

minucioso

L-e-n-g-u-a-j-e.



Pronto amanece en la costa oriental


&


la baraja siempre los nombra a todos.

Foto: Clara Briceño Zappacosta


Diego Abreu nació en Maracaibo, Venezuela, 1996. Es músico, escritor y artista visual. Ha realizado diversas presentaciones musicales bajo el seudónimo «Sabadante». Escribió «Elemental en la Praxis» (2020) con la editorial independiente La Casa Andrógina. Recientemente ganó la publicación de otro poemario inédito con Ediciones AWEN para la colección Eclipse de Poesía. Obtuvo el segundo lugar en el Primer Slam Poético de Maracaibo «Tapa el sol con un dedo» en Puerto de Libros.

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